domingo, 12 de octubre de 2008

Cajones, papeles amarillentos

Es curioso lo que esconden los cajones, la cantidad de papeles con frases inconcretas al no tener todo el contenido del por que se escribió, teléfonos sin un rostro, recortes de periódicos amarillentos, cuadernillos con sentimientos, desinflados por el tiempo, facturas, flores secas, contratos con tu firma deteriorada.

Parte de ti o puede qué de aquella que existió y ya no es, razones para mirar atrás con una emergente sonrisa, calida mirada de la añoranza, rasgaduras en el empeño de recordar todo lo olvidado ya. Una mira por la ventana y ves la lluvia caer, esa luz entre gris y amarillenta, el clamor de los coches al pasar rechinando con el agua, entra sin querer en tu cerebro, es otro mundo; rozas con las puntas de los dedos esas hojas marchitas y no encuentras la razón de por que has abierto ese cajón.

Deberías de ir a por una bolsa y hacer limpieza, dejar espacio para los papeles nuevos, las emociones por llegar, imposible una sigue abriendo con la curiosidad insana de ser otra persona, fisgando en un viejo mueble de otra vida. Las pupilas se dilatan esa nota ese mensaje, comienza a tener forma en tu mente, imagen difuminada se hace concreta. Esos ojos, esa boca con su sonrisa y la risa, sus manos su forma de caminar, todo llega para darte una patada en las entrañas, sus palabras escritas “Te debo una cena, llámame o te llamo” su nombre su voz en el teléfono.

Ese cajón con sus cosas guardadas te enfurece, te molesta ese pequeño trozo de papel escrito y guardado, cierras el cajón con él dentro para abrirlo otra vez y tener parte del ayer, ya no hay lluvia ni coches lejanos que pasan por la calle, sólo queda la ingrata sensación de que llegas quince años tarde, para esa cena.
Será otro día cuando hagas la limpieza.

1 comentario:

Jezz Burning dijo...

Hola Ale, te he añadido a una forma divertida de promocionar los blogs, visita el mío y verás lo que debes hacer. Un besazo.