domingo, 10 de agosto de 2008

Deseo

Me preguntó ¿Cuánto me deseas?

Hasta que se apague la pasión, cuando no hayan escollos de lumbre para renacer, en el momento en que el recuerdo, deje de sentir y mi cuerpo de atormentarse.

No podía negarle, con cuanta vehemencia insistió, callar en algo tan evidente sería como admitir que Roma no se incendió. Buscando en cada rincón para crear sus ansias en mí, sus fantasías en mis sueños, delirios en ardor, necesidad. Pretendiendo engañar haciéndose el vencido para ganar, trampas camufladas por atajos, conquista y dominación de la mente, persuadir a la piel condenando con el aliento.

Baluarte asediado sin descanso, exigencia rasgada donde la piedra se vuelve arena, escuchando el clamor del sometimiento, lucha intransigente odiando y anhelando confrontación con uno mismo, vagando con el pensamiento por la posibilidad de no verse rendido, arrojando mil palabras sin que se las lleve el viento, grabadas quedan a fuego lento.

Dolor cuando el pensamiento no se hace realidad, los minutos se alargan como si fueran cadenas, parado el tiempo cosido ante el fulgor, malabarismos para volver a encontrarse.
Buscando salidas; pasado con recuerdos esperando la llegada del final, esa marcha que parte en dos, recorriendo la imitación del sentimiento, arañando al momento antes de la despedida, añorando el encuentro del mañana.

¿Cuánto me deseas?

El tiempo, pasa depositando en mí sus largas y espesas noches, donde los parpados se van cerrando con la danza, una respiración entrecortada, juegos de telaraña.

1 comentario:

Lhyn dijo...

Hermoso escrito, sí señor. Estas echa toda una artista, cielo.

Y hablando de deseos, tus deseos son ordenes para mí...mi querido amigo vampiro ha escrito más en su diario.

Besetes, cariño. Nos leemos.