domingo, 10 de agosto de 2008

El espejo

Esta hoja en blanco me hace pensar en muchas cosas, demasiados temas en mí mente removiéndose sin parar, no siempre se consigue decir algo concreto. Las ideas están, pero no es posible plasmarlas con la conjunción de vocales y consonantes.

Es curioso puesto que mi opinión sobre momentos de la vida, es la misma no se pueden explicar, no se pueden unir; suelo decir que la vida es reconstruir cristales rotos, diablos y cuando se pierden cachitos de ellos que hacer, pierdes parte de tu alma si es que la posees.
Muchas veces, se piensa “que divino era mi pasado” “ojalá volviera a él” lo malo esa rueda del tiempo nunca marcha hacia atrás, y una se ha de conformar con el presente gustoso o no, es lo que hay, podrán decir ¿y el futuro? Reconocido como ese castillo de arena donde llega la marea y no queda nada, cuando se piensa que es el momento ya no es futuro, algo tan esperado que nunca se alcanza.

Las estaciones pasan por la vida y de repente ves una extraña reflejada en el espejo, no logras reconocer, el cabello veteado, ni esa mirada curtida en batallas, desconoces si esta vencida o triunfal, si logró lo ansiado o si habla de soledad.

El suspiro dado con anterioridad por ese caminar primerizo se convierte en una carga pasada, uno llega a preguntarse ¿qué hizo en su vida? Es aquí cuando el significado de ese espacio venidero toma forma, estiras el brazo como si fuera posible alcanzarlo con la mano, para luego agotado por el esfuerzo caes en la cuenta de vivir ese momento.

Nos hemos pasado la vida recordando el comienzo, buscando el final dónde las promesas quedarían todas cumplidas olvidando el instante.

Memorizar esos pequeños detalles del día a día, sensación de cursilería, ¿quién se para en al calle para admirar esos pequeños detalles? Qué de tanto verlos se vuelven invisibles, tomamos aprecio hacía lo perdido o lo esperado, no hacía lo que hay en nuestra vida, lo extrañaremos como animales que somos cuando volvamos a no tenerlo, así sucesivamente.
Las cosas sencillas son de risa, lo material es lo afirmante para una persona y las horas pasan la rueda camina, cuantas cosas bellas nos perderemos cuáles te quiero no diremos, qué daño no haremos.

Cuando llegue el último suspiro, miraremos atrás para volver a encontrarnos con ese extraño en el espejo. ¿Qué nos dirá la mirada, qué nos contará los surcos de su cara?

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