sábado, 22 de noviembre de 2008

Artículo Mortis

Saludos cordiales, podéis sentaros con tranquilidad, hoy es un tema para reflexionar en lo mas hondo, ¿estáis preparados, para ello? Bien, pero antes levantaos un momento id hacia un espejo, miraros bien, mirad en los ojos, sacar esa alma polvorienta del recuerdo, ¿ya la veis?

Sí, pues buscar desde la tierna infancia, a ese amigo/a que tanto queríais, y tantos como hubo, ¿ya lo alcanzasteis en ese torbellino?, bien, -sonrío-, ahora volved a sentaros. Fijaros en vuestras manos y ponerle a vuestros dedos los nombres de aquellos que aun tenéis como amigo/a, esos que por el camino no se perdieron, aquellos, que no se marcharon por otro pasillo, aquel que no se fue, porque no era oportunista, ese que estuvo en lo bueno y en lo malo, como en un matrimonio, ¿los veis?. El que os dio de comer y os aguantó la borrachera antes de llegar a casa para que nadie os dijese nada por ello, sí, vais captándolo. Fijaros más y alzar la voz, haced como si lo llamaríais, ¿Tanto tiempo hace que no os veis? ¿Cómo es posible si es el amigo/a del alma? Y se puede saber a que esperáis, coged el teléfono y llamad, que la tapa de lasaña no se agrie de tanto esperar, en el caso, claro está, que tengáis varios dedos con nombres, de esos que tienen una raza especial llamados amigos.

Es difícil verdad, porque fulanito/a era gracioso, pero a la hora de las malas mareas se perdía con facilidad, y menganito/a —sonríes irónicamente—, ¡ese si que era todo un amigo/a ¡cuanto dinero le debo aun!, de la cena de la rubia o él rubio, que me aproveche, ¿y donde estará?, a ver, se caso con la morenaza ésa o el morenazo, que era un/a plasta, pobre chico/a, que será de él/ella, estará divorciado/a ya; claro no me extraña. Una gran sonrisa eleva vuestro rostro, ¿verdad? Que tiempos, que vida, que recuerdos. Muchos si, pero de todos, me queréis decir, de una vez, quien queda en pie, a quién llamáis cuando al niño le han de sacar las vegetaciones. De todos los que habéis nombrado, ¿quien en verdad esta entre los dedos de la mano?

¿Qué os pasa? ¿Por qué tanta sorpresa?, -sonrío-, claro ahora comprendo, vosotros mirabais las dos manos, y una ya se cerro, ¿no? Bueno a todos nos pasa, no vamos a ser los únicos y vosotros los privilegiados, que en esto de la amistad, en el olvido y en el no puedo, todos somos iguales en definitiva. Unos dejados, vagos que solo queremos la comodidad del sofá, la cama y el cigarrito al despertar, ¿para que preocuparnos de si a nuestro amigo/a del alma, le hace falta algo?

Otra vez esas miradas hacia mi persona, tan mal usadas, veamos señores, que a mi no se me debe nada, y, tanto como deber, tampoco a esos que tanto llamáis amigos, pero que si no se de ti, no me preocupo. Y así la vida pasa mejor, por que los amigos en realidad, después de la universidad, no sirven para nada que no sea ir de ligue cuando no esta la mujer o el marido, total quien quiere aguantar al plasta de mengano/a contando sus problemas conyugales, y con los pesaditos que son sus cuatro revoltijitos de niños. ¡Vamos por Dios!, que mejor me voy con el conserje a tomarme unas birras que seguro cuenta unos chistes que luego los puedo contar yo para quedar mejor en la fiesta de mi jefe.

Bien -sonrío-, ahora decid en que mano pensáis, que os pueden estar llamando...

1 comentario:

erraol dijo...

Soy una privilegiada, porque yo sí conservo a las amigas de la infancia, añado a los amigos de la adolescencia, y añado a los amigos de la madurez con sus niños y la mía incluídos, y lo bueno de tener amigos es que te aguantan cuando eres plasta y viceversa, les apoyas cuando te necesitan y viceversa y lo más importante les quieres porque son tus amigos a pesar de sus imperfecciones como ellos me quieren a pesar de las mías. Soy una mujer privilegiada.