sábado, 15 de noviembre de 2008

Nostalgia

Hoy es una de esas mañanas al despertar sientes un algo y no sabes que es, llevo unos días algo intranquila como si mi mundo mental me llevara por unos caminos, muy viejos y gastados. Intento calmar la ansiedad crecida buscando e investigando, cuando lo que más hago es enfurecerme, quisiera traer un retazo de la infancia, loca e insensata como si eso fuera posible, busqué por los fondos de las alfombras raídas y polvorientas, sin darme cuenta de lo que hacía, dibujando esos libros ya olvidados de nuevo en mis pupilas, y es que camine por la aventura.

Abrí los cajones de la nostalgia, esperanzada de que me esperaran, como sí el retorno fuera sabido mucho antes de que mi mente lo pensara, buscando esos nombres guardados celosamente por los años. Vi el silencio plasmado, como si el recuerdo sólo estuviera dentro mí y no en los demás, caminé por mil páginas para no encontrar nada, tan fácil es dejar atrás aquellos que nos acompañaron, acaso perdimos la intrepidez en el camino de la madurez, para apartar de un latigazo lo que antaño sentimos.

Cuantas noches mis pestañas cayeron al compás de una canción de piratas, en esa isla perdida, cuantas otras no me batí en combate contra las orlas del rey usurpador en el bosque de Sherwood, salí de viaje al mundo en una apuesta, fui a la caza de una ballena, a las ordenes de un capitán gravemente herido en el orgullo; recuerdo cuando devolvimos las plumas y la cobardía se marcho como el viento, la valentía patente en la búsqueda de una mina salomónica. Sonrió al recordar el deseo de ser esa judía salvada de la hoguera por el sajón, la caza de los tigres de malasia, esa selva tan llena de misterios donde crecer entre lobos era posible, escapadas con un disfraz y una flor inglesa como escudo, la amistad por los años de tres compañeros, y ese personaje cómico con esa nariz y el florete en la mano, por él comencé mi pasión por las armas. El primer amor literario por un Conde y tantos más, cuántos hay para poder recrear este simple papel en algo mágico, recuerdos.

Sí, recuerdos y nostalgia mía.

Y así pase estos días deambulando y buscándolos, roce con mi mano mi tomo de Sabatini, selle mis labios en Dumas, recobre los rostros de Hope, Conrad, Stevenson, Doyle, Steinbeck, Defoe, supe de sus sueños, de sus risas de sus aventuras y las volví a compartir, hoy son tan mías como el primer día, compañeros de tantos pasos por la vida, caminos, encrucijadas de mil trampas, una vez mas en este momento llegan, y lo percibo lo acepto y me enlazo a él.
No hay nada comparable con los sentidos nada de lo que ellos no logran hacer, y es que me fui con Rafael y me hablo de una máscara veneciana, vi en un rincón a Emilio y me prometió un corsario, escribí a Alexander para traerme de nuevo a un Conde, volví a ceñir la espada en mi cintura, el estilete en mi manga, y ancle mis pies en un barco bucanero, salgo de nuevo hacia la aventura, el mas puro sentir de la vida…

Y no creáis que no sea cierto, pues hoy, me levantó Rafael que traía a mí cama, esa máscara veneciana…y mañana, mañana ya os diré donde me lleva el viento que mis velas ya están levantadas.

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